México, Argentina y el Caribe lideran la campaña por un cambio de rumbo, impulsando la candidatura de la diplomática ecuatoriana a comandar la Organización de Estados Americanos (OEA) por los próximos cinco años. Sobre sus propuestas, un código de ética y feminismo conversó Espinosa con AméricaEconomía.
-¿Qué diferencia existe entre su candidatura y la del resto de los candidatos? ¿Qué temáticas aborda usted que sus contrincantes han dejado de lado?
-Soy la única candidata que ha construido un plan completo de trabajo, que se va actualizando en mis conversaciones con Estados y distintas organizaciones civiles. Tengo un documento escrito con un plan concreto que ha sido el resultado de muchas reuniones con presidentes, primeros ministros y cancilleres, donde planteo tres ejes de base. El primero apunta a una modernización o rejuvenecimiento de la OEA, en su gerencia, sostenibilidad financiera, mecanismos de rendición de cuentas y transparencia. Como segundo punto, estoy proponiendo un replanteamiento de la agenda programática que dé cuenta de los cuatro pilares establecidos en la carta de la OEA, a la hora de fortalecer el desarrollo regional, la defensa de los derechos humanos y la seguridad multidimensional; la propuesta que estoy haciendo interconecta esos cuatro pilares.
Punto aparte, propongo un código de ética para la función de secretario general de la OEA, es decir, que esa función esté al servicio de los Estados, donde el secretario general lidere y proponga a los diferentes países; pero que no tome posición en situaciones donde, sobre todo, existe una alta volatilidad política. Mi propuesta se resume en poder tomar y dar solución a dos problemas que se repiten en toda la región: la división y la polarización.
-Históricamente, la crítica a la OEA es que es casi una institución patrimonial sin un real peso en la región. ¿Cómo se deja esa imagen atrás?
-La percepción a la que haces referencia, lamentablemente, es una idea muy generalizada en la región. Por eso lo que planteo a través de esta candidatura es poder conectar el trabajo de la OEA con las preocupaciones reales de la gente; pero para hacer eso se necesita respetar los procedimientos, los mandatos, el derecho internacional, el derecho interamericano, es decir, cuidar las formas. Yo creo las actuaciones del secretario general de la OEA debe ser previsible, y junto con ello, despertar la confianza de los Estados, de los países; es decir, acudir al secretario general como figura imparcial capaz de construir acuerdos y consensos, de apoyar a los Estados, sobre todo, a los que están en situaciones de conflicto.
-En una región donde las polarizaciones y las situaciones de crisis han venido incrementándose, ¿cómo pretende que el diálogo retome el protagonismo?
-Yo creo que ese es justamente el corazón de mi propuesta. El decir que hay que recuperar la confianza en la conversación como moneda de cambio, y no la confrontación. Porque en toda la historia del hemisferio hemos tenido diferentes modelos políticos, diferentes líneas ideológicas, formas de economía y organización, pero siempre hemos sido una región diversa y hemos logrado encontrar los puntos en común.
-¿Cuáles serían los conflictos que hoy unen a los gobiernos de la región?
-Hoy los países del continente deben concentrarse en encontrar soluciones a problemas comunes, empezando por el coronavirus. Otro punto en común podría ser la crisis climática, los temas migratorios, temas de seguridad de ciudadana, el combate al tráfico de drogas. Y hay muchos más temas que nos unen que los que nos separan. Y cuando hay disenso, que es lo más natural, el rol de secretario regional es tener una posición imparcial y junto con ello asesorar a los Estados en entregar información oportuna y tener mecanismos de alerta temprana para prevenir conflictos. Y, por cierto, acompañar a los países en sus diferentes decisiones.
CÓDIGO DE ÉTICA
-Últimamente han aparecido criticas suyas y de otras organizaciones sociales en contra del actual secretario general de la OEA, Luis Almagro. ¿Hacia dónde apuntan esos comentarios?
-Lo que yo planteo es mi estilo, es decir, una forma de hacer las cosas que se vio reflejada cuando ya fui presidente de la Asamblea General de la ONU. Yo creo que tengo un liderazgo probado en mi capacidad de ministra, en varias posiciones de gobierno o de Defensa, pero por sobre todo como una persona que ejerció un puente de diálogo y construyó acuerdos en la ONU.
Yo creo que el cargo al que postulo debe estar representado por una persona que tenga la capacidad de trabajar con todos, independientemente de su signo ideológico. Una persona que sea imparcial, que sea objetiva, a la que todos puedan sentir la confianza de acudir cuando hay problemas, y no saber que el secretario general es alguien que opera y actúa en función de algunos, y en muchos casos en función de su posición personal, lo que es muy contraproducente en un espacio como la OEA.
-Una de sus propuestas, la aplicación de un código de ética para la función del secretario general de la OEA, ¿es una crítica de soslayo el actual secretario? ¿Cómo actúa dicho código?
-Bueno, estoy planteando un código de ética que no pretende reinventar el fuego, ni mucho menos. Simplemente recodar a los Estados que existe en la carta para el secretario general un artículo que es vital, n°188, que dice que en cumplimiento de sus deberes el secretario general no solicitará ni recibirá instrucciones de ningún gobierno ni de ninguna autoridad ajena a la organización. Por ello me comprometo personalmente a suscribir un código de ética donde se cumpla estrictamente el artículo 118, donde me obligó claramente a no promover o apoyar ninguna ideología personal o interés de ningún grupo social o partidista.
Es más, también me comprometo de forma personal a no presentarme a una reelección luego de los cinco años de mandato; hoy vemos que el actual secretario general se está repostulando.
SOY FEMINISTA
-Usted ha recibido el apoyo explícito del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a su candidatura. Hace poco, él atribuyó la alta tasa de feminicidios en su país al capitalismo. ¿Está de acuerdo con esa aseveración?
-Yo creo que el tema de los feminicidios es un mal generalizado, donde las cifras van creciendo en todos los países del mundo y, por cierto, en muchos de los países de nuestro hemisferio. Por eso, creo que es un tema que hay que atacarlo desde todos los frentes posibles, teniendo los marcos jurídicos adecuados, sistemas de justicia adecuados que operen combatiendo la impunidad y la tipificación del delito, que cobra mucha importancia en las legislaciones de cada país.
Todo lo anterior debe completarse con un tema fundamental: educación y un cambio cultural, y un cambio valórico que no acepte ni tolere ninguna forma de violencia contra las mujeres. Lo anterior es una apuesta necesaria y urgente.
-En México, la situación tiene carácter ya de urgencia inmediata por el número de mujeres asesinadas diarias, que llegan a diez al día.
-Sí, pero no es solo un problema de México, sino de todos los países del hemisferio. Si vemos el incremento de los feminicidios es muy preocupante, por lo tanto, es una tarea que nos compromete a todos, y es una gran campaña que estoy proponiendo hacer desde la OEA, contra la discriminación y por la igualdad de derechos y, por cierto, a la cero tolerancia a cualquier forma de violencia contra las mujeres.
También es cierto que hay formas y condiciones propias de cada país que lamentablemente endurecen o aceleran esta violencia contra la mujer, pero se necesita una cruzada urgente y necesaria que vaya en la vía de detener este fenómeno., donde se requiere la participación de toda la sociedad.
-¿Se declara feminista? Usted habla de romper el “techo de cristal” y que por primera vez una mujer lidere la OEA. ¿Hay síntomas machistas en la organización?
-Estoy proponiendo romper el “techo de cristal”, ya que luego de 71 años de historia creo que nos toca a nosotras las mujeres. Es tiempo, es tiempo para nosotras. Y en particular en esta elección, se trata de mi postulación, es decir, una mujer que tiene las credenciales y experiencias para poder enfrentar un reto de esta naturaleza.
Lo que propongo es que este será el mandato de las mujeres en la OEA, impulsando la cero tolerancia al acoso laboral, a toda forma de discriminación y a tener mujeres de forma paritaria en los espacios de decisiones. Junto con ello, estoy proponiendo impulsar una campaña por la Ley Modelo, que antes mencioné, para a prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres en la vida política, ofreciendo crear un Observatorio Latinoamericano de Participación Política de las Mujeres.
-Y con todas esas propuestas que desea implementar, ¿usted se declara una futura presidenta la OEA feminista?
-Por lo general yo le rehuyó a las etiquetas y a los adjetivos, pero si una feminista es una mujer, en este caso, una persona que ha defendido la igualdad, que ha defendido los derechos de las mujeres y con ello empujado su empoderamiento, sobre todo el de las jóvenes… Contando además con haber impulsado la primera política de igualdad de género dentro de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas, cuando fui ministra de Defensa, y la primera política en acción afirmativa para las mujeres diplomáticas en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Siempre promoví a las mujeres artistas, escritoras y creadoras del Ecuador, cuando fui ministra de Patrimonio Cultural y Natural. Por lo tanto, sí soy feminista. Soy defensora de los derechos de las mujeres y del empoderamiento de las mujeres.